viernes, 14 de octubre de 2011

Homero Sapiens



Buscar en Google la palabra Homero, ofrece una rama de referencias y datos donde se destaca la relevancia de las páginas según la demanda ofrecida por el solicitante. Al teclear las letras y darle “click” al botón “buscar”, se manifiestan una serie de conjuntos por orden de aparición: discernir cosas como encontrar un texto pertinente a un tema o la recomendación de un restaurante. Dejemos a un lado la multitud de implicaciones de este desmadre; me refiero a la mediación tecnológica de un proceso que le podrías encomendar antes a un familiar, un empleado, un maestro o a un amigo.
Introduzco la palabra "Homer". Repito la búsqueda en español: Homero. En ambos casos Google me arroja como primeros resultados al Homero clásico: el poeta y rapsoda griego antiguo al que de manera tradicional se le atribuye la autoría de los principales poemas épicos griegos: La Ilíada y La Odisea. El segundo Homero es Homer Jay Simpson (en Hispanoamérica, Homero Jay Simpson) es uno de los personajes principales de la serie de televisión de dibujos animados “Los Simpson”. Ambos resultados vienen en respectivos artículos de wikipedía.

El resultado establecido por internet es el personaje de caricatura. Referiré, pensando en un lector que conoce a ambos Homeros (aunque, por supuesto, uno sea más conocido que el otro) para observar el fuerte contraste entre la épica griega y los Simpson. La serie de televisión terminó colocando al centro de su trama a Homero, un padre de familia, gordo; torpe cuando no es a lo mucho estúpido; sin grandes cualidades para realizar proezas físicas. Aunque la cabeza de Homero Simpson en un episodio como boxeador, aguanta los golpes más contundentes. O el episodio donde detiene balas de cañón con su voluminoso abdomen. De cualquier modo nada relacionado con los fuertes guerreros griegos.
Homero es perezoso, pendenciero y en ocasiones cobarde. Los griegos Aquiles, Héctor u Odiseo tienen fallas pero encarnan valores como la bravura, el esfuerzo o la astucia. Homero Simpson, parece estar en el mundo para representar la mediocridad.
Por supuesto, su calvicie; los momentos donde recurre al robo y al fraude, la poca atención que brinda a sus hijos y a su alcoholismo. Aunque este punto es compartido con los griegos, como por los mexicanos, los gringos, los rusos, los italianos, los argentinos, los japoneses, los …. Pero los griegos definitivamente eran borrachos magníficos, capaces de grandes hazañas a pesar de tal problema, como en los banquetes descritos por Platón. En esta comparación aparece el largo tránsito de una literatura creada para ensalzar a una casta guerrera, a una narrativa del hombre común de una sociedad consumista.
Tal vez, Los Simpson son historias para una humanidad cuyo patrón es pasarse la vida echada en un sillón, bebiendo cerveza y contemplando una pantalla. Homero, como el rey de la medianía, como auténtica mayoría. Si te simpatiza Homero J. Simpson, puedes votar por Ernesto Cordero como presidente de México en las elecciones del 2012.

Imaginemos a millones de Homeros sopesando los argumentos para seguir con una lucha para tener a sólo uno como líder. En realidad, esto nos explica en buena parte la historia del mundo occidental: mantén feliz al estúpido enajenado, no lo pongas a pensar ni un minuto de reflexión, inúndalo de mierdas cautivas.
Este lado apocalíptico de la estupidez encarnada en un simpático personaje, nos sería intolerable si no tuviera un sentido crítico. Mirando a Los Simpson; Matt Groening crea una cierta realidad, una oposición frecuente a los valores conservadores; a la política norteamericana, a la sociedad consumista, a la sucia cultura occidental, los cuales vemos, con ferocidad, ironizados. A pesar de la gran popularidad de Homero, las historias nos dirigen a la corrección de sus acciones. La serie es un dispositivo para poner en constante cuestionamiento a Homero (nosotros mismos), al hombre sedentario y muchas veces inútil. En ocasiones su torpeza genera el nudo argumental, la burla, el pitorreo, el cual, requiere de los demás miembros de la familia para alcanzar su solución o ¿la absolución?.

2 comentarios:

  1. Muy buena referencia, ahora los Homeros Simpsons que hay por el mundo dejaran a un lado su torpeza y esper, comiencen a pensar como lo hizo el gran Homero, aunque definitivamente me quedo con Simpson.
    Bonnie Caro

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  2. Muy buena columna Ro!!! Creo que acabar con el sedentarismo, la pereza y la mediocriad de los Homeros tardara mucho, muchos tienen muy arraigadas tales costumbres que sera dificil arrancarlas de sus cabezas!!!

    Pepeton García

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