martes, 25 de mayo de 2010

Mucho ayuda el que no estorba (Parte II)

Después del breve entrenamiento de mi hermano mayor Rafa con la reja y de unos cuantos bromas pesadas al novio de Tania, él se fue. Por lo que la fiesta se apaciguó y entre más tragos y charla se fue haciendo tarde. Entrando la media noche, se fue la luz y la celebración quedó en velas, lo cual se prestó para la tertulia.
En ese entonces Soda Stereo acababa de dar la gira del adiós y había venido a México al Palacio de los Deportes y por supuesto, la euforia por Soda aún estaba latente en nosotros y el ambiente se prestó para que Andrei, Misha y yo cantáramos algunas piezas del grupo "a capella" ya algo borrachos. Las melodías que cantábamos eran tan pegajosas que influenciamos a que otros imitaran tal acción pero con canciones de Timbiriche, lo que creó un ambiente tenso dentro de la bohemia nocturna.
Minutos después regresó la luz y la música no se hizo esperar; como era de suponerse, los chicos Cuam, tocaron a Timbiriche, así que tuvimos que chutarnos cerca de más de una hora tal disco. Para esas horas de la noche El Matas, La Perra, Mark, Misha con su anillazo de calaca, mi hermano El Juez (Ricardo), Oscarito, Rafa y yo Rorro, teníamos un grado de alcoholismo ya bastante alto y es a partir de este momento que la narración está basada en recuerdos que vienen a mí mente como fotografías tipo polaroid mal enfocadas:
Después de insistirle a Tania que pusiera un disco de Soda Stereo que trajo Andrei de su casa, no recuerdo en qué momento, ella accedió y de repente se comenzaron a escuchar los primeros acordes de La ciudad de la furia, lo que enalteció aún más la briaga y aquello se convirtió en una especie de ritual madrugador en el que los ocho con vaso en mano, reunidos en un circulo, coreábamos las canciones, semejando a alguna tribu aborigen.
No podré olvidar que mientras cantábamos y alzaba mi cara hacia el cielo, vi una noche que era estrellada y por un momento olvidé la letra, sólo me dejé llevar por aquella cúpula azulosa repleta de chispas, mientras un ligero viento veraniego mecía mis cabellos y refrescaba mi aliento etílico. De súbito, la música paró y mirando alrededor, me di cuenta que nada más estábamos nosotros ocho, los chicos Cuam se habían subido a la casa de Tania. Nuestros gritos de "qué pasó" y "cácaro" no se hicieron esperar, en breve por el balcòn, se asomò un gordo-calvo que a lo largo de la fiesta no habíamos visto, alardeando de que ya había terminado todo y que nos fuéramos.
El Juez, le contestó, preguntándole que quién era él para corrernos y que de favor volviera a poner el disco de Soda Stereo, el pelón sólo negó con la cabeza, dirigiendo su mirada a Tania, quien iba pasando en ese momento, a lo que el gordo-pelón comentó, haciendo un ruido salivesco "Ay qué buena vieja". El Juez, como todo un caballero, reaccionó ante tal falta de respeto, amenazándolo -Cálmate que es mi amiga, güey-, la respuesta del gordo no se hizo esperar -¿Pus qué muy chingón?- y de inmediato la contestación del Juez
-Pues sí cómo la ves, pendejo.
Mientras el gordo-pelón bajaba por la escalera, el Juez se soltó la mata y comenzó menearla de un lado a otro, cual león apunto de combatir, mientras saltaba sobre las puntas de sus pies (al parecer eso de un pequeño entrenamiento antes de una madriza, viene de familia).
El gordo bajó acompañado de un par de amigos pero sólo se acercó él, poniendo guardia, mientras El Juez ya lo esperaba, saltando de lado a lado con los puños a la altura del pecho. Los dos daban vueltas en círculo, estudiándose; no faltaron los gritos de apoyo de uno y de otro lado, cuando El Juez soltó tremendo derechazo directo al rostro del gordo, el puñetazo fue tan fuerte que produjo un sonido que no he vuelto a escuchar en mi vida, pero lo más parecido sería a estrellar una bolsa llena de huevos a la pared.
Se hizo un silencio, sopló un vientecillo y poco faltó para que saliera una bola rodante de paja tipo western. Tal quietud fue irrumpida por un ¡Uh! que la gente expresó al ver aquel madrazazo; al instante de que el gordo-pelón cayó al suelo noqueado, comenzaron a bajar una docena de tipos de la casa de Tania. (continuarà)

2 comentarios:

  1. Sexo, drogas y rock and roll. En la narrativa moderna parecemos abocados a relatos con sexo, o en su lugar relatos con violencia. ¿Existe una relación? No lo sé del todo, pero cuando hay sexo se necesitan muchas menos cosas. ya conocen el refrán, el recién casado le dice a la chica, "contigo pan y cebolla"

    saludo

    vidalwoolf

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  2. Sigo este blog y se caracteriza por tener distintas narrativas de varia invención
    pero bueno ya conocen el refrán "si la envidia fuera tiña"

    ebanis

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